Invertir en un remate bancario puede ser una excelente forma de acceder a propiedades con precios muy por debajo de su valor de mercado. Sin embargo, una de las dudas más comunes entre quienes se acercan por primera vez a este tipo de inversiones inmobiliarias es: ¿por qué no se pueden comprar con un crédito hipotecario tradicional? A continuación, te explicamos cómo se financia correctamente este tipo de compras y por qué usar recursos propios.
¿Por qué no se aceptan créditos tradicionales? ¿Acaso es fraude? 🏦
A diferencia de la compraventa convencional de inmuebles, los remates bancarios no califican para financiamiento hipotecario. Esto no se debe a que exista fraude o ilegalidad sino a que las propiedades en remates muchas veces:
- Se encuentran en juicio o aún no han sido adjudicadas.
- Están habitadas por el antiguo propietario.
- No pueden escriturar de inmediato.
Estas condiciones hacen que los bancos no puedan otorgar créditos, ya que requieren propiedades libres de gravamen y listas para formalizarse como garantía del préstamo.
Una vez que sabemos las características que tiene un remate bancario o cesión de derecho, ¿Cómo financiar la compra? 💰
Las compras de remate deben hacerse con recursos líquidos, es decir, dinero propio disponible al momento de la operación. Sin embargo, existen varias formas de lograrlo:
- Fondos personales o ahorros personalizados
- Apoyo de socios o familiares
- Capital proveniente de inversionistas
- Esquemas de coinversión o fideicomisos privados (con respaldo legal)
Lo importante es tener claridad y liquidez desde el inicio, ya que estos procesos exigen pagos en plazos cortos, especialmente de derecho litigiosos.
Ahora, al tratarse de recursos propios, es fundamental tener precaución sobre quién se realiza la operación. Siempre se debe asegurar que el dinero se transfiera a cuentas bancarias empresariales a nombre de la empresa o entidad administradora del remate, nunca a cuentas personales.
👉 Ejemplo: Si estás adquiriendo una cesión de derechos, el pago debe realizarse a la cuenta fiscal registrada de la empresa que cede dichos derechos, como “Remates XYZ S.A. de C.V.”, y nunca a una cuenta a nombre de una persona física como “Juan Pérez”. Este es un filtro básico pero esencial para evitar riesgos y operar con confianza.
Además, exige siempre un contrato por escrito, comprobante fiscal y revisa que la empresa esté legalmente constituida. Con estas medidas, puedes invertir con mayor seguridad y claridad en este tipo de operaciones.
Aunque algunos ven esto como una barrera, en realidad es un elemento que aporta seguridad y claridad al proceso. El hecho de que el comprador no dependa de un financiamiento externo garantiza que conoce y acepta las condiciones de esta modalidad de compra, lo cual reduce riesgos y malentendidos.
Comprar un inmueble en remate bancario con recursos propios es una práctica legal, segura y común. Lejos de ser una señal de desconfianza, esta condición fortalece la transparencia y viabilidad del proceso. Con buena planificación financiera, asesoría profesional y la información adecuada, esta modalidad puede abrir la puerta a grandes oportunidades en inversiones inmobiliarias.